Chicago, ubicada en el estado de Illinois en Estados Unidos, es una de las ciudades que más ha invertido y apostado por el arte en espacios públicos, reconociendo su valor para el desarrollo de una ciudad y de una comunidad como elemento esencial para la sociedad.
Es así como, desde el 1986 las distintas administraciones de la ciudad han dado vida a la “Colección de Arte Público de Chicago”, la que debía considerar las obras instaladas en años anteriores y fomentar su crecimiento. Actualmente la colección incluye más de 500 obras de artistas procedentes de todo el mundo y están expuestas en más de 150 espacios de la ciudad como parque, calles, estaciones de policía, bibliotecas y plazas.
Algunas obras que encontramos en esta colección son “Cloud Gate”, de Anish Kapoor, ubicada en el Parque Millenium; el mosaico “Four Seasons”, de Marc Chagall instalado en la Chase Tower Plaza; “Flamingo” de Alexander Calder; la instalación de “Agora”, de Magdalena Abakanowicz y la “Crown Fountain” de Jaume Plensa.
Es interesante ver como el mismo Departamento de Cultura de la Ciudad de Chicago, encabezado por el alcalde, creó en 2012 el primer Programa de Arte Público de la ciudad, un ecosistema en torno a las necesidades específicas de este tipo de arte, que está en constante evolución, que integra diferentes disciplinas como muralismo, escultura, nuevas tecnologías y paisajismo, entre otras y que es capaz de interpelar, inspirar y sorprender a las personas, entregándoles al mismo tiempo múltiples opciones de participación, con lo que se genera un sentimiento de unión a través de experiencias compartidas.
Los puntos principales de este plan son:
- Aumentar el porcentaje de inversión en el programa.
- Establecer prácticas gubernamentales claras y transparentes.
- Ampliar los recursos para apoyar la creación de arte público en toda la ciudad.
- Desarrollar programas avanzados que apoyen a artistas, vecinos y al bien público.
- Fortalecer los sistemas de gestión de las colecciones de la ciudad.
- Apoyar el trabajo que realizan los artistas y las organizaciones para la realización arte público.
- Crear conciencia y compromiso con el arte público de Chicago
Se trata de un programa ambicioso que busca la colaboración de distintos agentes de la ciudad, como individuos y empresas, no sólo para su implementación sino también para darle continuidad a la colección, y al mismo tiempo fortalecer los lazos con la comunidad y potenciar el sector artístico/cultural, transformando Chicago en la “Casa del Arte Público”.
Si quieres saber más sobre las obras de la colección, el programa y el proceso de postulación te recomendamos visitar su página oficial: www.chicago.gov/city/en/depts/dca/supp_info/yopa1.html
“Cloud Gate”, de Anish Kapoor. Popularmente llamanda “The Bean”, la imponente escultura del destacado artista indo-británico se ha convertido en un ícono de la ciudad y es la obra central de la Plaza AT&T en el Millennium Park. Inspirada por las formas que toma el mercurio líquido, tiene un tamaño de 10×20×13 m, pesa 98 toneladas y está compuesta por 168 placas de acero inoxidable.
«Crown Fountain», de Jaume Plensa. La obra del artista español Jaume Plensa es una una videoescultura interactiva que busca la participación de los transeúntes. Está compuesta por una piscina de granito negro de poca profundidad, con una lámina de agua reflectante entre dos torres de 15 metros de altura de ladrillos de vidrio. Las torres disponen de diodos luminosos (ledes) para proyectar videos de las caras que se reflejan en la misma piscina.
“Four Seasons”, de Marc Chagall. El mural de 21 metros de largo, 4.3 de alto y tres de ancho fue donado por el magnate de la ciudad Frederick Prince en 1974.
“Flamingo” de Alexander Calder. La escultura abstracta de acero de 16 metros de alto de un color rojo intenso fue instalada en 1974 en el centro de la Federal Plaza, con la intención del mismo autor de romper la monotonía de los rascacielos de la zona con sus formas y color.
“Agora”, de Magdalena Abakanowicz. Esta instalación de 106 esculturas de hierro sin cabeza y sin brazos, de casi 3 metros de altura, parecen moverse sin rumbo por una longitud de 94 metros en el extremo sur de Grant Park. Su presencia en la ciudad ha sido impulsada por la comunidad polaca, y ha sido el resultado de la colaboración entre la Embajada de Polonia, el departamento de cultura de Chicago y patrocinadores privados.