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Maite Izquierdo: Textilera existencial

30 de agosto de 2023

Por César Gabler

Formada en la Universidad Católica como grabadora, Maite Izquierdo (Santiago 1978) lleva 20 años trabajando con telas. Artista textil, y agreguemos, contemporánea. Con un extenso recorrido nacional e internacional, presencia en la 15 Trienal de Arte Textil, en Tódz, Polonia, o en la 8a Bienal Internacional Arte Textil WTA Madrid, donde “Herencia” obtuvo el 2do lugar, Izquierdo ha ido perfilando un lenguaje y un conjunto de preocupaciones que ligan el lenguaje textil con la experiencia existencial.

Su aproximación a los materiales y las técnicas obedece tanto a su voluntad expresiva, como al empleo libre y riguroso, de los más diversos oficios “me fui capacitando con algunos cursos y clases con artesanos y profesores textiles en diferentes técnicas tradicionales y contemporáneas (telar, teñido, bordado, fieltro, costura, corte y confección…) para desde ahí fluir de manera libre, permitiéndome trabajar en grandes formatos y lograr así ‘abrazar’ espacios.”

Ese tránsito se puede percibir en su obra. Desde piezas de pequeño formato, a instalaciones de carácter inmersivo; en su obra es posible comprender la tela como segunda piel, como testimonio y como escenografía.

Maite en tu obra, lo textil se manifiesta en casi todas sus dimensiones, puede reconocerse tu experiencia en la confección de vestuario y a la vez tu formación de grabadora, experimentando con el color de la tela y la noción de serialidad…

Mi trabajo actual nace de atesorar y descomponer textiles que ya han tenido una vida, vestigios que permiten ser zurcidos, rajados, amarrados, remendados, para rearticular superficies y cuerpos que abrigan el espacio.  Creo que en el textil (a diferencia de otras disciplinas), mientras más es mejor, ya que siento que es tan próximo a nosotros, que debe “gritar” o extremarse para que “signifique”.

En mi trabajo intento extender la experiencia del cuerpo, una segunda piel compuesta de pliegues y gestos corpóreos que se articulan mediante colores y texturas, muchas veces nace desde la misma materialidad. Es el color de ésta y el hacer, el que va llevando la intuición y el trabajo para ir desarrollando cada obra.

El color parece clave, lo mismo las telas que empleas…

El material de desecho me vincula con el significado de éste, manipulo los retazos para restaurar y abrazar. Muchas veces trabajo con material reciclado, donado, encontrado o bien con los de restos de fábricas de corte y confección. Pero también ocupo material nuevo de todo tipo: sintéticos (látex, poliéster…) y fibras 100% naturales (algodón, seda). Depende mucho de cada proyecto, su significancia y la elaboración de cada uno.

Para mí lo importante es la fluidez expansiva. Elijo materiales que me permitan crear, desde el mismo color de las fibras y su caída, transparencia o elasticidad, dependiendo de lo que quiera comunicar. En el textil todo significa.

Significación desde la materialidad, sin duda, pero hay también una voluntad previa, que en tu caso se manifiesta, también, en la forma que organizas tu creación a partir de series…

Siempre he trabajado en series. Creo que se me hace natural por mi formación de grabadora… y quizás para poner en evidencia los intentos de creación bajo un mismo tema-técnica-formato que interroga lo que voy tocando desde mi en el arte… Por ejemplo, Sudario Natural: son bitácoras elaboradas con la técnica del eco-print en seda 100% natural relacionando naturaleza, estaciones, tiempo plantado en su pigmentación. En cambio, en “Adorado”, trabajé en una gran instalación textil elaborada con muchos metros de tela de látex dorada, 100% sintética, la cual devela preguntas sobre espiritualidad dentro de un museo con objetos sacros de gran significado conceptual e histórico… Intento estar siempre consciente de las relaciones de la materialidad, cromatismo y del origen de los textiles que utilizo como parte fundamental y conceptual de la obra.

“Libros textiles” son textos que se permiten tocar, gatillando sensaciones y memorias. Cada libro es único e independiente. Están formados con capas textiles que modelan cuerpos dispuestos, uno cerca del otro, invitando a abrirlos y a tocarlos. Enaguas, encajes, trozos de un vestido –regalados o míos– son cortados, reorganizados y zurcidos para formar una página. Las telas resignificadas, que alguna vez cubrieron un cuerpo, ahora componen un libro para ser tocado, leído por las manos.

¿A qué atribuyes el auge que experimenta esta especialidad en el arte contemporáneo?

El textil es tan próximo a nosotros que creo que es por eso que se dejó de validar por mucho tiempo, pero esa percepción ha ido cambiando sustancialmente en los últimos 10 a 15 años. Venimos de una cultura en que el textil ha formado parte desde nuestras raíces como motor, lenguaje y comunicación entre los pueblos originarios de América. Hay en él una identidad y un significado que durante años nos ha costado mucho valorar y descifrar. Siento que de a poco el arte textil ha traspasando fronteras y límites hasta llegar a valorase. Hoy ya no sólo se le vincula con la artesanía y el diseño. Las obras de grandes artistas visuales están recién siendo valoradas en el circuito del arte internacional; como un medio de expresión visual auténtico, al igual que las otras disciplinas.

En Chile, constato que los oficios y el hacer ancestral de nuestra historia han despertado; artistas contemporáneos los han retomado para definir así su obra de manera actual y poderosa. Podemos ver que siempre han estado presente, pero no visibilizados, como las arpilleras de la Violeta Parra,… y hoy, muy por el contrario, vemos la explosión de Cecilia Vicuña con su Arte Precario…

En ambas artistas lo textil parece ligar la experiencia personal al linaje colectivo, a tradiciones ancestrales. En tu obra percibo algo de eso y también una relación muy próxima con la piel, como si la tela fuese un símil de ella…

En pandemia- nos transformamos en seres intocables, que nos relacionamos a través del vidrio -liso, inmaculado, tecnológico- de la pantalla… Ya después de meses, aún percibo que estamos necesitados del real estar, ansiamos a volver a tocar(nos), sentir y abrazar… En general creo que hoy se valora aún más la experiencia estética de obras que inviten a un encuentro de experiencias sensoriales y corporales.

El textil eleva la necesidad y experiencia estética desde el tacto. Se valora el cobijo textil que invita además a percibir la manualidad en el regocijo de las fibras.

El textil está presente todo el tiempo… Ya al nacer, el textil nos cobija, está en nuestra ropa, hogar, cama; es nuestra segunda piel. Es por eso que el textil es en sí mismo un elemento plástico, es contenedor en esencia. El textil abraza y cubre, cuida, cobija y simboliza nuestra humanidad.

En Autorretratos te expones y sometes tu imagen a las distorsiones que imponen los cortes y los pliegues de las telas en las que apareces en forma impresa…

Mi trabajo es autobiográfico, y sí, esta vez, fue de manera muy explícita. Creo que fue así dado al momento en que la hice -días post estallido-. Esta obra refleja mi sentir y mi paralización frente al acontecer nacional.

Llevo ya un tiempo intentando llevar mi trabajo como canal de auto conocimiento, como camino para palpar, desde lo cultural y la historia, a representar mis propios recuerdos y experiencias actuales.

He descubierto que mientras más íntima y personal sea la temática de mi obra, más universal y contemporánea se torna frente al espectador.

Creo que la intención de ir “hacia adentro” con mi trabajo partió en “Matadero Textil”, en la cual fue una bitácora que patentó emociones desde el hacer en un lugar significante y personal; luego en “Herencia” revisé y representé expresivamente mi propio linaje (padres y abuelos); en Adorado interrogué la espiritualidad.

Recientemente, en Corambre -y en particular en “Autorretrato”-patenté mi propio sentir-inmovilización-cuestionamiento del acontecer nacional desde el estudio del “color piel” propio y colectivo, lo que lo hace infinito en sus gamas. Es una gama cromática que nos valida como seres únicos e irrepetibles mas allá de la raza o del lugar que habitamos.

En “Autorretrato” intento develar sin pudor capas y relieves de mi rostro. Son velos de satín y seda que tapan y descubren los poros, las imperfecciones y la desnudez. Es señalar con miradas el transcurso del tiempo, las marcas, arrugas en la piel. Se intenta reflexionar desde la propia imagen fragmentada para cuestionar, silenciar y visibilizar las cicatrices que experimenta el cuerpo como contenedor del ser.

Hoy en día ¿en qué proyectos estás embarcada?

Trabajo para mi próxima exposición, “Manto de Reparación”. Se trata de un proyecto social, creativo, sensorial, comunicacional y textil, cuyo objetivo es invitar a muchas personas a colaborar y vivir una experiencia a través del arte, para así gestar una gran obra, que será expuesta en Sala Gasco Arte Contemporáneo en Santiago, desde mayo a julio del 2025.

El objetivo de llevar a cabo esta obra de gran envergadura, es acompañar y enseñar a diferentes personas y comunidades, técnicas textiles contemporáneas que abrirán nuevas puertas creativas y de encuentro.

La Exposición «Manto de Reparación» presentará un gran cuerpo textil colaborativo (15×15 mt aproximadamente), que estará estructurado por cientos de retazos de vestuario. Será un gran ensamblaje de textiles, de múltiples colores, unidos por una costura roja hecha con máquina overlock.

Con esto se evidenciará el cruce de dos símbolos de reparación: la costura de la máquina overlock -herramienta contemporánea que une tejidos disímiles dejando ir un excedente y demarcando firmemente esa unión a través de la costura– y el proceso natural de la cicatrización de nuestro cuerpo –las cicatrices unen tejidos rotos, soltando la piel muerta y reestructurando el nuevo cuerpo reparado. –. Es así como ambos conceptos se ensamblan creando un universo de representación y experiencia colectiva. Durante dos años gestionaremos diversos talleres, en distintos lugares de Santiago. En cada taller se irá elaborando poco a poco el «Manto de Reparación». La idea es que cada uno haga, de manera independiente, una parte del total, para luego unir todas esas acciones y formar un gran Manto.

Ya llevo 7 talleres maravillosos y han sido muy diferentes entre sí. Han sido espacios de encuentro. Es muy impresionante constatar que todos tenemos heridas que reparar y emociona lograr patentarlo en un hacer común. Penas y alegrías se absorben en este gran manto.