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Germán Tagle: Entre dos aguas

23 de mayo de 2023

Parte de su infancia la vivió en New York, eso explica su inglés de gringo y quizás la mirada distanciada con que observa el entorno. Nada es tan así, y desde luego, nada en blaco y negro. Salvo las viejas fotos o auqellas con ganas de parecerlo. Porque para Germán Tagle, Chile ha sido desde siempre un lugar que resulta familiar y extraño a partes iguales. Tal vez ese extrañamiento le ha permitido acercarse al arte con un lenguaje personal, empujado por la necesidad de expresarse y encontrar formas de entender y representar realidades que lo inquietan. Su medio, la pintura, fluye sobre las telas y los papeles, plasmando un imaginario que interpela al arte y nuestra crítica relación con la naturaleza. No extraña entonces que la obra del artista abunde en referencias al paisaje, las especies nativas, pero también a la historia de la pintura.

Germán, se ha ganado un merecido reconociemiento en nuestra escena, atención que vino precedida por sus exposiciones en el Museo del Barrio de New York (2007) y otros espacios artísticos de la misma ciudad, en la que vivió -ya como artista- entre 2005 y 2010. Ya entonces, el artista pintaba sobre telas impresas, cuya historia, ampliaba el sentido de la imagen.

Instalado hace más de una decada en Santiago, el artista está lejos de perder su contacto internacional y ha mantenido en los últimos años una intensa presencia en ferias y exposiciones colectivas. El año 2022 expuso con gran éxito en Madrid, recibiendo incluso una elogiosa reseña del crítico Luis Francisco Pérez.

Partamos por tus orígenes artísticos ¿Cómo fue que llegaste al arte?

Desde siempre en realidad. No tengo el recuerdo exacto, pero según familiares pasaba dibujando todo el día. Guardo algunos cuadernos y en su mayoría contienen dibujos sacados de imágenes o eventos televisivos. Mazinger Z o algunos otros “monos animados de la época”, partidos de fútbol y las carreras de fórmula 1 son los que más aparecen. Luego en los primeros años de colegio era “el bueno para dibujar” y eso supongo que te motivaba a seguir y me daba una característica que construía mi identidad extranjera. Luego tuve una experiencia que tal vez me hizo pensar en el arte como un trabajo por primera vez.

¿Aquí en Chile?

Viví desde 1986 a 1989 en Estados Unidos, New Jersey para ser más exacto. No sabía hablar inglés y dibujar era mi única forma de comunicarme y participar de alguna manera. En aquella educación te potenciaban mucho los talentos y minimizaban un poco las materias con las cuales solo debías “sacarte un 4”. Entonces me encargaban ilustrar el periódico del colegio, hacer la parte visual de las presentaciones de trabajos en grupo, etc… Luego mis padres me llevaban muchísimo a museos en Nueva York; el Moma y el Metropolitan pasaron a ser visitas constantes ya que allá nadie te invitaba a sus casas a “jugar”. Ahí descubrí la potencia y la importancia del arte en la vida cotidiana del ciudadano y del turista. Me enfrenté también por primera vez al expresionismo abstracto, que en un principio no entendía, pero me hacía sentir o reflexionar en torno a formas, velocidades y otras características que marcaron mi trabajo para siempre. Ver y estar en esos museos, ver la cantidad de público contemplando obras me hizo darme cuenta de que el arte era la historia visual de la humanidad y que era un trabajo de suma importancia. Que era valorado así.

La mancha expresionista te apareció en la niñez, antes de detenernos en ese punto, me gustaría que me contaras qué importancia tienen los otros medios con los que trabajas.

Bastante en realidad. Por un lado está la narrativa de los libros, que inevitablemente provocan y se traducen en imágenes. Luego está el cine. Que es narrativa más imagen y escenografía. Veo mi obra bastante así. Escenas que componen un cuerpo de trabajo. Personajes principales y secundarios. Climas y atmósferas. Eso me llevó un tiempo a hacer bastantes videos. La mayoría nunca los he mostrado, pero apoyan harto mi trabajo pictórico. Últimamente me los he tomado más en serio y he exhibido algunos. También he realizado algunas instalaciones. Me interesa que el público pueda ligar las pinturas a los objetos ya que se producen interconexiones y me gusta sumergir al observador en una suerte de ecosistema. Poder crear un mundo entero.

Algo que creo han leído en tu obra los curadores con los que has colaborado. Cuéntame con quiénes has trabajado y qué aspectos de tu trabajo han puesto de relieve en su lectura.

Siendo un artista autodidacta, el conocer y trabajar con curadores fue y ha sido muy importante para mi desarrollo. Esenciales fueron los aportes y textos de Rocío Aranda Alvarado (curadora en ese momento del Jersey City Museum y ahora de la Ford Foundation) y Elvis Fuentes, quien en ese entonces era el curador principal de El Museo del Barrio. Ambos me han escrito textos diferentes. Uno hablando un poco más de mi práctica y personalidad artística y otro situando mi trabajo en un contexto, teniendo en cuenta la historia del arte y cómo mi pintura se insertaba en la absoluta contemporaneidad. Luego he trabajado con muchos más. Royce Smith (decano de Montana State University) para la bienal de Curitiba y Asunción. Pedro Donoso escribió un bello texto para mi muestra en Sala Gasco también. Rodolfo Andaur me aportó mucho para la muestra Futuro Esplendor. Aunque más que curador, fue quien escribió el texto, toda la serie de trabajos fue desarrollada en pandemia, entonces había tiempo y varios zooms de por medio en los cuales me recomendaba libros y analizábamos el trabajo.

Creo que hay curadores que ven lo que estás haciendo, lo que está pasando naturalmente en una escena artística, analizan, registran y van a por eso. Luego creo que hay curadores con una agenda personal y eligen a los artistas que calzan con ella. Para muestras individuales prefiero los primeros. Para muestras colectivas tal vez los segundos. Si mi trabajo calza con su interés personal no tengo problema en participar. En resumen, creo que el curador es clave en traducir imágenes en textos que puedan guiar al observador (sin cerrar la propuesta lógicamente) y tal vez hacer que uno mismo descubra algunos aspectos del trabajo. Sí encuentro muy delicado las agendas o modas que parecen algo obligadas estos últimos años. Encuentro peligroso que los artistas empiecen a trabajar casi por encargo. Siempre he preferido a los artistas más autorales. Atreverse a compartir su mundo particular hace que el público también se atreva a más.

Siempre tratando de ir de lo personal a lo colectivo y de lo local a lo global.

Tus preocupaciones personales y artísticas coinciden con la dirección que ha tomado parte de la escena, pienso particularmente en los asuntos medioambientales, con énfasis en la crítica al modelo extractivista. Un asunto que parece nutrir la obra de artistas cuyos medios son el video, la instalación o la fotografía. Como pintor, ¿qué crees que aporta la pintura en esta discusión?

Primero que nada, tal como la pintura, este problema ha existido siempre, solo que hoy en día estamos sufriendo consecuencias graves y tenemos muchísima más información al respecto. Luego creo que nuevamente la pintura es algo que hay que cuidar. Me parece el ADN de todo arte y eso se relaciona al mensaje de cuidado y protección. Pienso también que el medio de la pintura es “poco aspiracional”. No es una alabanza a la tecnología (aunque la incluye) ni a los medios más contemporáneos que parecen aparecer constantemente hablándome de una sed humana del “siempre más”. Me parece un medio maduro. No desechable y reciclable en su lectura.

En tu pintura habitan al menos dos contradicciones, el descontrol o el azar de la macha contra la limitación forzosa de los sténciles que empleas para contenerlas. Como si le pusieras un dique a un flujo incontenible de agua. Una lectura muy personal la mía, lo sé. Pero hay otras muchas cosas…

Lo es. Estoy seguro de que el ser humano habita en la contradicción. Es inevitable prácticamente. El día y la noche, la vida y la muerte. En mi caso se traduce en varios aspectos. Me interesa mucho hacer una pintura híbrida. Que incluya aspectos desde la pintura histórica hasta el stencil más ligado al street art, pasando claramente por la abstracción. De ella rescato la posibilidad de crear atmósferas, algunas inexistentes, otras que ya tienen un soporte que contiene información como los trabajos sobre tapices y fotografías. Me interesa desbaratar ese mito desinformado de que el artista es el genio que crea algo de la nada. Veo la historia del arte como una posta y me interesa ser parte de ella. La abstracción me permite intentar plasmar los comportamientos del paisaje. ¿cómo más puedo pintar el viento o la temperatura de un paisaje o lugar? También soy un pintor de acción. Me gusta dejar la huella del movimiento del cuerpo y probar distintas velocidades y gestos. No pinto en atril ni mirando una imagen en el computador. Cada cuadro es el registro de una acción que realmente ocurrió y esa realidad también me cuestiona el significado real de la abstracción. Luego bastante orgánicamente selecciono o citando al cine, hago un casting de los personajes figurativos que me interesa incluir en esa escenografía. Tomo registros de internet, fotografías y dibujos y hago carpetas de elementos que generalmente se contradicen o no se topan con lo que denominamos “la realidad”. Creo en la ficción como algo real y en la imaginación como algo palpable. Después está el uso del stencil, que tomé de las calles de Brooklyn cuando viví allá entre el año 2005 y 2010. Pensé que no había forma más extraña de captar la naturaleza que a través de un lenguaje tan urbano. Además, me permite nuevamente pintar de manera libre, creando una suerte de cuadros abstractos atrapados en una forma figurativa con el fin de narrar una historia.

El 2022 expusiste en Madrid, una muestra individual. Cuéntanos de esa experiencia. ¿Qué recepción tuvo tu obra?

Muy buena experiencia la verdad. Era mi primera muestra individual en Europa y el trabajo fue recibido de manera realmente excepcional. Se me consideró un descubrimiento, una suerte de pintura rara, cosa que para mí es un gran halago. Creo que es más fácil pintar algo realista porque tiene medida con respecto a la realidad. Pintar algo raro es bastante difícil. Mi galerista allá es realmente muy profesional. Se organizaron almuerzos y visitas con curadores importantes (José Jiménez entre ellos) con quienes pude establecer conversaciones muy nutritivas y posiblemente proyectos. Siempre ha sido una meta o más bien un deber para mi poder mostrar en distintos países a distintos públicos. Uno prueba cómo funciona el trabajo en distintos ojos y es bastante probable recibir retroalimentación u opiniones inesperadas. La exposición Naturaleza Humana en la Galería Daniel Cuevas en Madrid fue redonda en realidad. Siendo una exposición en una galería las ventas anduvieron muy bien también. Entré en dos muy buenas colecciones que están construyendo sus museos y varios otros trabajos se fueron incluso desde España a otros países.

Estas son entrevistas de median carrera. ¿Qué cosas le han aportado a tu reflexión los años?

Muchísimo. Tal vez he madurado más como artista que como persona…jajajá.  Podría mencionar varias cosas. Por ejemplo, darle la importancia correcta a la crítica. Saber diferenciar entre la constructiva de la cual siempre se aprende algo y la destructiva que tal vez busca auto-ensalzar al crítico, pero de la que francamente, poco se aprende. Esto se relaciona con aprender a escuchar y digerir de forma correcta. Ayuda a veces a potenciar cosas que debiesen potenciarse -si es que así se quiere- y a bajarle el volumen a temas que tal vez no debiesen ser tan importantes en la obra. Se desarrolla inevitablemente un cuero de chancho y por ende se pierde el miedo a innovar dentro de lo que uno hace. Y tal vez una cosa algo más espiritual, que viene justamente de la maduración, es saber e incluso buscar que la mente y el espíritu estén conectados, dando así paso a una intuición confiada -vertiginosa siempre- pero en sintonía clara. Cuando ambas se conectan se produce un estado casi inconsciente que se traslada al cuerpo, a las manos, al pincel y a la tela.