Logo Fundación Actual
Volver al Home

Francisca Sánchez, Reposo

18 de mayo de 2022

Por César Gabler

Si hubiese que buscar un hilo conductor, en el ya extenso trabajo de Francisca Sánchez (Santiago, 1975) es su curiosidad. No son ni formas ni materiales los que la inquietan de manera recurrente, sí preguntas sobre la naturaleza de las cosas. El modo en que pueden ser vistas y representadas, con unos medios ajenos a ellas y al modo tradicional en el que pudieron abordarse. Las preguntas primero, las respuestas después. Así nada es obvio en las soluciones de Sánchez y todo lo obvio en apariencia, termina conduciéndola a otra parte. Con “Tabula Rasa” (2014, Galería AFA), la artista inició una investigación en que el gesto infantil de cavar agujeros en la arena se convirtió en una tarea escultórica ejecutada con rigor y en equipo.

A partir del vaciamiento en yeso de aquellos agujeros, emergió un numeroso conjunto de piezas sobre las que sería ocioso plantear juicios estéticos usuales. No se trataba de encontrar formas bonitas o curiosas, que de un modo u otro lo eran, sino de visibilizar un proceso oculto. De experimentar con la vista, lo que la artista intuyó con el tacto. Otras formas, entonces, de relacionarse con la propia escultura, con el espacio, entendiendo como escultóricos, procesos cotidianos cuya naturaleza ha sido desatendida. Pensando en la espacialidad de túneles, cavernas, pasadizos subterráneos. Casi como los negativos de un arte, la escultura, cuyos ejemplos, casi siempre emergen del suelo y se elevan de él a varios metros.

Ejecutada el año 2016 “Reposo” lleva a una escala monumental -inusual en la obra de la artista- algunas de las reflexiones que de seguro acompañaron el proceso de Tabula Rasa. La obra está emplazada en la ruta 5 sur, Puerto Montt – Pargua, en un tramo en el que se cruzan las vías, formando -si lo vemos desde arriba- un trébol de cuatro hojas. Con tierra como principal materia prima, la obra aparece como un gigantesco cono de tierra rodeado por un camino que sigue su forma de manera ascendente desde una profundidad de cuatro metros hasta rematar en el muro que contiene el material acumulado. Una ruta en espiral que replica la que hacen autos y camiones alrededor de la obra: espectadores en movimiento, que de seguro contemplan con curiosidad una obra que parece muy alejada de las esculturas usuales. Ni monumental, ni decorativa, la obra materializa un gesto. Demuestra quizás una tesis. La escala y el lugar se encargan del resto.

Fotos de página web www.franciscasanchez.cl

  • TÍTULOReposo
  • FECHA2016
  • UBICACIÓNRuta 5 sur, Puerto Montt – Pargua
  • MATERIATierra consolidada y vegetación 12 x 55 mt diámetro

“Reposo” quizás sea una forma particular de reinterpretar el legado del Land Art, o aquellas investigaciones que Rosalind Krauss bautizó como “escultura en el campo expandido”, obras que llevaban los supuestos de la escultura a espacios y situaciones que rebasaban ampliamente las nociones de la estatuaria tradicional y aún los de la escultura moderna. Francisca creó una pieza que se relaciona tanto con el paisaje, como con la obra vial en la que está inserta y que incorpora la velocidad de los espectadores como parte de la experiencia visual.

La imagen final se antoja como un pequeño cerro o la amplificación, a escala monumental, de una excavación hecha a mano: “Cada vez que sacamos un puñado de tierra y lo dejamos a un lado, el material que dejamos forma un montón piramidal. Este ordenamiento espontáneo es conocido como ángulo de reposo y se debe al ángulo que adoptan los materiales granulados al caer desde un mismo punto de altura.” Con claridad, la artista expone su proceso. La observación de lo que podría ser un residuo del trabajo -la tierra que se acumula al cavar un agujero- se convierte en una forma, una indagación escultórica. “Pienso en el suelo como una superficie que puede ser dibujada en profundidad”.

Lejos del monumento, con su obligado peso alegórico, lo que propone Francisca Sánchez es un hecho escultórico: la presencia del volumen y del espacio como cosas para ser vistas, recorridas y pensadas por sí mismas. La obra se puede describir como un recorrido en espiral, que se inicia desde una zanja, para rematar en una saliente de tierra -como toda la obra-desde donde puede verse el sitio de partida. Esa espiral rodea un montículo de forma cónica y de gran altura. Si un espectador bajara de su auto para recorrer la obra, haría eso, rodearía el cerro, para terminar viendo el agujero desde el cual partió. Tal vez en la obra convivan varias metáforas latentes, pero lo esencial reside en la magnificación de aquel gesto sencillo que la misma artista realizó en la tierra con sus manos y una pala. Una acción que se convirtió en un modelo, un modelo convertido en obra pública.

“Reposo”, es un hecho, le debe tanto a la ingeniería como a la naturaleza y no es ni una cosa ni la otra. Es arte.