Pintora y dibujante de cómics autobiográficos, es Licenciada en artes plásticas, mención pintura de la Universidad de Chile. Estudió también pintura y Animatics & storyboards en Nueva York. Ha expuesto sus pinturas de manera individual y colectiva en Chile y el extranjero. Convivir en el mundo de las artes visuales y de la narrativa gráfica la han hecho crecer como artista y como persona. Sin dejar nunca su lado más lúdico, hoy está en una etapa “más adulta”, en la que se siente respetada y valorada como artista.
¿Cómo definirías tu trayectoria artística hasta este momento?
Desde chica lo que más me gustaba era dibujar y sigo dibujando. Transformé en mi trabajo algo que siempre disfruté. Nunca me he desconectado de la creatividad, de una parte mía que es más lúdica y menos adulta. Me cuesta ser adulta. Estudié arte e historia del arte, pero lo más importante para poder aplicar lo aprendido era lo que ya venía conmigo. Desde ese punto de vista mi trayectoria ha sido muy satisfactoria. Me conecto con mi inconsciente, con la imaginación. Las sorpresas vienen con lo práctico. Muchas cosas que me ha dado mi trayectoria, como enseñar o escribir, las he ido aprendiendo en el camino, cosas que nunca imaginé hacer de adulta y que han sido muy beneficiosas. Lo más complicado ha sido el tema económico, ha sido difícil porque estamos en una cultura muy capitalista y centrada en un éxito material. Estoy en dos mundos, el de las artes visuales y el de dibujante de cómics, no me gusta juntarlos porque son muy distintos, incluso un poco antagónicos desde el punto de vista conceptual, no tienen el mismo objetivo. El cómic empezó en mí antes de las artes visuales y cuando lo dejé lo eché de menos y trataba de encontrarlo en mi pintura, pero nunca tienen la misma llegada. Me gusta que se crucen, pero no puedo verlos iguales. Me interesan mucho los cruces entre disciplinas. Me gusta transitar en distintos círculos, en términos de personas, de estéticas, de temas, de conceptos…
¿En qué momento te diste cuenta de que ya no eras un “artista emergente”?
Era emergente cuando salí de la universidad y exponía. Tuve una carrera muy joven. Después cuando me fui a vivir a Nueva York me sentí emergente y migrante. Emergente es estar entrando a un lugar o a un universo por primera vez. Tus trabajos son más baratos. Uno tiene ideas muy extensas, muy grandilocuentes. Cuando volví a Chile, casi 10 años después, sentí que me trataban con mucho respeto. Eso puede marcar lo que es dejar de ser emergente. El respeto por lo que uno hace. Influir en las personas, en las generaciones.
¿Cómo definirías la “mediana carrera”?
Yo creo que es lo que me pasó cuando estaba en Nueva York, unos 5 años después que uno sale, pasar de la juventud del arte a la madurez, es cuando uno decide que va a ser artista, hay mucha gente que lo deja por el tema económico o porque siente que no es capaz. La mediana carrera es cuando uno decide que sí. Es la etapa más difícil. Te das cuenta lo difícil que es.
¿Cuál es tu mayor desafío en esta etapa de tu carrera?
Hoy día, en la adultez y todo lo que conlleva, tengo menos tiempo y menos energía, pero de alguna manera eso ha hecho que mi trabajo sea más específico, me ha ayudado a ir más al grano, ser más certera, ya no me complica el hecho de abarcar poco. Siempre sentí que las artes visuales eran algo muy sublime, muy inalcanzable, muy profético. Ahora de adulta ya no creo que sea tan importante, pero sí es importante para mí. La adultez me ha ayudado a hacer una especie de “reducción”, como en las recetas de cocina, el sabor está bien condensado, pero en menos cantidad. Me siguen alucinando algunos temas. Siento que el arte me lleva a lugares que nunca pensé ir y eso me ayuda a darle sentido a las cosas. Acercarme a otros mundos que no son mi profesión, pero de una manera más lúdica, creativa. En esta etapa siento también que tengo más apoyo de instituciones o de gente que trabaja en el arte. Si he llegado hasta acá es porque mi trabajo tiene un valor. A mí me ha costado ver ese valor, pero los demás me han hecho verlo. Ahora he aprendido a revalorar mi trabajo a partir de las otras personas y eso me ha ayudado mucho, como pintora y como dibujante.
¿Cuáles son tus expectativas y aspiraciones profesionales para el futuro?
Estoy ya en el futuro. Espero que sea muy parecido a lo que estoy haciendo ahora, con tiempo, con un equipo bueno. Aprendí a confiar en los demás, a armar equipos con personas profesionales que les gusta su trabajo, que son creativas y eso me gusta mucho y me aliviana la mochila porque ahora tengo menos energía que antes. Siempre lo hacía todo yo, ahora he aprendido que puedo colaborar y que pueden colaborar conmigo. Espero que en el futuro siga siendo así. En el camino de hacer un proyecto, en el proceso creativo, ahí pasa todo, después ya no se puede controlar porque ya está hecho. Espero seguir haciendo proyectos de arte, pintura y exposiciones, y mis libros. Poder viajar con mis libros y mis comics, eso me encanta, es alucinante. Espero tener estabilidad económica con mi trabajo y estar sana. Ya no me preocupa de que mi trabajo sea valorado porque eso ya no depende de mí.
¿Qué importancia crees que tiene el arte para un país?
Yo creo que el arte refleja el inconsciente de una comunidad. Una pintura refleja lo que no se puede ver de una persona, un mundo imaginado, una visualidad. El arte solidifica eso, se transforma en un objeto que refleja en conjunto la subjetividad de un país, refleja el otro lado, el lado no lógico, imaginativo, inconsciente, intuitivo, más animal, más salvaje que tenemos los seres humanos. Lo subjetivo tiene que ver con la satisfacción también. Es para disfrutarlo. Es como ir al cine de los sueños de alguien. En este caso de un país o comunidad.