La capital de Alemania no solo es conocida por el muro y su pasado como símbolo tácito de la división del planeta durante la Guerra Fría, sino que también por su nutrida movida cultural. Desde la reunificación del país, y en especial de la ciudad hace ya 30 años, Berlín ha sido tierra fértil para el desarrollo de las artes.
Por un lado, su famosa “Isla de los Museos” es un lugar ampliamente conocido por tener cerca de 6 de ellos dedicados a diferentes temáticas y reunidos a pocos metros de distancia a orillas del río Spree. Ahí se encuentran algunos de los más emblemáticos del mundo tales como el Pergamonmuseum, el Altes y Neues Museum y la Alte Nationalgalerie.
Pero, además, han surgido otros lugares para el encuentro de la comunidad con el arte a través de nuevos espacios, algo que ha hecho que la capital alemana haya logrado pasar de una ciudad separada a una inclusiva. Un buen ejemplo de ello es la galería James Simon, construida por el arquitecto David Chipperfield, en honor a uno de los principales filántropos alemanes de origen judío, quien donó su colección de arte a los museos del estado de Berlín, entre los que destacan el famoso “Busto de Nefertiti”. Esta galería es hoy la nueva puerta de entrada para la “Isla de los Museos”.
Esta política sostenida de las autoridades de Berlín para incentivar la integración de sus ciudadanos a través de la cultura ha hecho que esta ciudad sea una de las más atractivas y transversales de Europa, donde el arte es parte de sus habitantes con un acceso amplio y democrático.
En la foto de portada: Houseball (2013) de Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen