Escultura en homenaje a San Alberto Hurtado, Luis Prato y José Quintanilla
23 de diciembre de 2021
«Una obra de arte tiene esa capacidad de “dar a ver”, de mostrar y motivar así el despliegue de los sentidos, los pensamientos y las emociones de modo vivencial, complejo e integrado. Es entonces un símbolo, una imagen disponible a nuestros sentidos que provoca no solo a nuestra percepción, sino que también a nuestra comprensión del mundo en una vivencia específica y única en un momento y espacio. La obra es percibida en su aparecer como símbolo que articula relaciones espaciales, formales y culturales». Luis Prato
En plena Alameda, una de las principales avenidas del centro de Santiago de Chile, y específicamente en el frontis del Centro de Extensión de la Universidad Católica, está emplazada la escultura en homenaje a San Alberto Hurtado, proyecto comisionado por el Doctor Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica de Chile a modo de conmemoración de los 100 años del ingreso del Padre Hurtado a la Escuela de Derecho en la misma casa de estudios.
El encargo fue realizado al escultor Luis Prato, Doctor en Bellas Artes, y al arquitecto José Quintanilla, Doctor en Arquitectura, quienes ya desde su tiempo compartido en el colegio San Ignacio sede Alonso Ovalle en Santiago habían sido conmovidos por su figura y obra, habiendo logrado escuchar testimonios muy cercanos lo que indudablemente influyó en la inspiración, y los aspectos conceptuales y formales considerados para la creación de esta gran pieza escultórica formada por 3 perfiles de acero de base cuadrada, elevadas como limpias y rectas columnas de 12, 15 y 18 metros de alto, y con una inclinación de 62° con respecto al suelo. La terminación es con esmalte mate de aspecto metálico reflectante y recubrimiento parcial de láminas de acero inoxidable que sirviendo como conectores acogen a la iluminación mediante cintas de leds flex que recorren cada uno de los 3 perfiles. A su vez, esta estructura está empotrada en el pavimento en un vaso de hormigón armado prefabricado de 2 metros de profundidad instalado solidariamente a una base de hormigón, sobre estrato de grava arenosa.
- UbicaciónAv. Libertador Bernardo O’Higgins, 390, frente a la entrada del Centro de Extensión de la P. Universidad Católica de Chile.
- MaterialPerfiles de Acero 200x200x6mm, reforzados interiormente con perfiles tubulares redondos de 8” de diámetro y espesor e=6,35 mm. La terminación es con esmalte de poliuretano HS grafito mate de Renner de aspecto metálico reflectante y recubrimiento parcial de láminas de acero inoxidable de espesor de 2mm. Iluminación mediante cintas de leds flex 5m, IP65, 14,4W/m, 6.500°K.
- Dimensiones3 perfiles de acero de base 200 x 200 mm, de 12, 15 y 18 metros de alto con una inclinación de 62° con respecto al suelo.
Los desafíos para Prato y Quintanilla residían en solucionar formal y materialmente las ideas y ánimos que impulsaron el proyecto: «se ha buscado en esta obra la pureza de un gesto único, fuerte, rotundo pero delicado a la vez; una señal que recuerda a una persona, pero sobre todo, que hace presente los valores que lo inspiraron. Un destello en el camino que nos recuerda aquel “fuego que enciende otros fuegos” que invita a contagiarnos del amor de Dios y a trabajar activamente, con todas las fuerzas, por los más necesitados» comentan el escultor y arquitecto.
Y es que precisamente este conjunto de líneas simples convocadas dentro de un espacio particular intentan dar cuenta del legado a través de esta presencia solidaria en sus formas, y tangible en el espacio público, extendiéndose más allá de su propio límite. La sombra proyectada se bosqueja como una triangulación con la fachada de la misma universidad, entendiendo, así como distinto orden de naturaleza y material pueden cohabitar e inspirar al respeto y convivencia, al mismo tiempo que hace que nuestras miradas humanas se dirijan al cielo y al suelo.
Ciertamente que esta obra escultórica además de relevar nuevamente a tan importante figura en Chile a través de una manifestación plástica de su impacto social, apeló al sentido de dar un espacio educativo en plena ciudad, donde componentes aunados de cierta manera administran un espacio educativo a través de la convergencia entre el arte, arquitectura y urbanismo. De esta manera los autores esperan que esta obra y homenaje provoque nuevas experiencias en quienes se encuentren con esta elevación al cielo, y donde la conmemoración se relacione individualmente con la percepción de las formas, trayendo a la dimensión compartida y pública los valores que San Alberto Hurtado quiso transmitir a una sociedad que está en convulsión continuamente.