Por César Gabler
El espacio que nos rodea aparece como una categoría sensible en la obra de Sebastián Mahaluf (Santiago 1976), si en sus primeras instalaciones elásticos dorados e iluminación creaban una nueva arquitectura -provisional y casi utópica en los lugares que ocupaban- paulatinamente ese mismo material fue la herramienta fundamental para la realización de precisas performances que implicaron primero la interacción del artista y el espacio y más tarde la participación de numerosos participantes.
La planificación de sus proyectos, sin importar su naturaleza, implica siempre un riguroso trabajo. El dibujo, aparece como una herramienta proyectual privilegiada y quizás explique también el lenguaje de muchas de sus creaciones, un delicado y preciso balance entre el espacio y el cuerpo; entre personas y comunidades, unidas entre sí por elásticos que lo mismo tensan que dibujan, la relación entre los sujetos.
Sebastián, en tu obra, tanto la gráfica y objetual, como en tus performances aparece una permanente relación con el espacio, puede ser el acotado espacio de una galería, pero también el espacio público y el espacio natural ¿Cómo surgió ese interés?
Surge a partir de la necesidad de entender los distintos niveles de configuración del propio espacio. Cito la obra de Andrea Mantegna, que a partir del siglo XV, pudo abordar el escorzo de forma objetiva, como un problema de la representación de los cuerpos en el espacio.
Por lo general, el cómo voy desarrollando una idea, es siempre, intrínsecamente a partir del lugar. Lugar que me es dado, encontrado. Por ejemplo, cuando desarrollé un proyecto de performance en Londres, al recorrer los distintos parques y la ciudad en general, me encontré con un círculo de trece árboles, y pensé inmediatamente, sin prejuicio alguno, “este es el lugar”, como una especie de intuición, de hallazgo. Luego de eso, comencé a desarrollar una reflexión del por qué ese era el lugar. En otras performances que he hecho o trabajos en el espacio exterior, muchas veces uno llega al lugar posteriormente de una investigación, aquí fue a la inversa, primero descubrí el lugar y luego desarrollé un fundamento para inscribirme en ese espacio.
Y la naturaleza ha cobrado cada vez más importancia…
Es la relación de la naturaleza con el ser humano la que me interesa, por eso suelo trabajar en espacios donde paisaje y urbe se funden. Y cuando tenso a las personas, lo que se mide también es la relación entre estas, la forma en que socializamos y la relación que tenemos con el espacio, que dice mucho de nuestra situación – posición en el mundo, pues mi forma de llegar al mundo es midiendo el espacio que me rodea: así es como construyo la relación con los demás. Por ende, alcanzar acuerdos significa ingresar a un espacio diferente al tuyo.
Al igual que el espacio que nos rodea, lo impalpable, lo invisible, tiene estrecha relación con los procesos. Por lo tanto lo performativo adquiere por un lado la importancia de establecer una dimensión con el problema espacial, de contexto, y por otro lado asume el proceso revelador como uno de los ejes de mi trabajo.
El elástico ha sido un elenco estructural clave en tu trabajo creativo, funciona como línea y cómo un elemento constructivo. A estas alturas debes tener una lectura muy compleja de este material ¿Qué cosas representa para ti al interior de tu obra?
Cuando tenso una banda elástica entre dos polos, permito que se amplíe la distancia que los separa. Tensar un elástico entre dos personas es una forma de celebrar la tensión entre dos polos, permitiendo a estos dos polos medir el máximo de separación, hasta que la banda se rompe.
En un elástico lo que me preocupa no es la hazaña del elástico que se puede extender, como sabemos, hasta el 300% de su longitud original; sino su ruptura. Calcular el momento de la ruptura y la zona de rotura, sigue siendo el fundamento del pensamiento del elástico. Si el hombre es un ser para la muerte (y piensa por esa razón) el elástico es un ser para la ruptura.
Una banda elástica en tensión es mantener el espaciado antes de la ruptura. Cuando un resorte se rompe, se muere, se divide en dos piezas con las que se puede establecer dos tensiones. Un elástico enmarañado debe ser desechado, ya que, la tensión que el sostiene, cuando se desarma o cuando se rompe uno de sus extremos, da origen a un nudo imposible.
También la tensión de la estructura elástica es una estructura mágica, un montaje, un bordado. Un objeto capturador de fuerzas y de energía.
Al principio el elástico era un elementos constructivo, casi un material de arquitectura en tu obra y luego, como decías al principio, aparece como un elemento con el conectas y tensas-literalmente- la relación entre dos o más personas. ¿cómo ha evolucionado la relacion con quienes participan de tus montajes?
Ha evolucionado en cómo se integran a partir de la experiencia. Siempre el ser humano ha tenido esa necesidad de controlar, de apropiarse de la espacialidad. Y es a través de su corporeidad, de la forma con la cual se relaciona, y eso es fundamental en mi trabajo, porque son los dos grandes tópicos que me interesan, el cuerpo y su espacialidad, ¿cómo nos conectamos? ¿cómo nos relacionamos? ¿cómo nos construimos?
Si me conecto con un otro, ¿qué distancia tengo de ese otro? Esa necesidad de estar relacionados, a propósito de la espacialidad que estamos construyendo. El paisaje se reinventa permanentemente, y la apropiación del paisaje se transforma en los territorios, en las fronteras. Lo que conocemos, finalmente, como una división de la naturaleza. Todos esos elementos me interesan y se han visto reflejados en la experiencia de mis últimos proyectos, el cómo la sociedad se relaciona de acuerdo al lugar, a la vida, al espacio.
Esto de la geografía, la espacialidad y el territorio, me hizo recordar un trabajo que realicé el 2004, “Mnémica”, donde hice una animación 3D de una geografía proyectada sobre mi cuerpo amarrado, absolutamente momificado. Luego salgo, me libero y caigo con mi cuerpo adormecido. Tiene que ver también con esa lucha de reconocimiento y entendimiento; lucha con la espacialidad, con la dimensión del espacio.
Hay desde luego una notable estabilidad en tus preocupaciones, una permanencia en evolución sin duda. La obra que describes tiene casi 18 años y los problemas que abordas en ella aún te inquietan. A propósito de esa continuidad ¿Qué aspectos rescatas de tu trayectoria y que cosas te gustaría comenzar a explorar?
Para trazar en el espacio líneas imaginarias, para traducir sus dimensiones y características, incide en que ese trazo fue ejecutado por el movimiento de un cuerpo. ¿Qué sucede si esa acción se propone como el evento por sobre el resultado? Es en la experiencia donde se manifiestan las problemáticas que me interesan. Esa brecha existente entre una obra y el espectador, que Allan Kaprow supo asumir en plenitud, también me hace pensar en construir, como un solo cuerpo, una experiencia que nos permita mirarnos hacia nosotros mismos teniendo conciencia del otro.