Claudia Müller, agua en el cosmos

La obra de Claudia Müller se inscribe en una corriente artística que fusiona ciencia y arte. Le obsesionan el agua y las estrellas casi con igual intensidad. Flujos y movimientos que son la base formal de su arte, por ello se ha alejado de las tradicionales técnicas de representación optando en cambio por un lenguaje -quizás más pertinente decir técnica- que se vale de los más variados materiales y mecanismos para dar forma a obras que funcionan activando materias y espectadores a la vez. Tampoco le son ajenas la fotografía ni el video. “Frontera Líquida” puede leerse como un cortometraje de ciencia ficción sobre la historia del agua, narrado por una voz de otro mundo.

El agua también se mueve en sus obras a través de cañerías o canales cerámicos (“Fuente”, “Hidrografía del cuerpo”) mientras que en sus obras públicas como “Astro” u “Observatorio” crea estructuras que pueden ser visitadas y recorridas por el espectador como dispositivos para observar o percibir fenómenos astronómicos: solsticios, equinoccios. Al mismo tiempo, materializa una concepción formal en la que, como el mejor diseño o arquitectura, la forma sigue a la función.

Claudia, ¿cómo comienza tu relación con los problemas de naturaleza-medioambiente y cómo se integran en tu trabajo? 

La verdad es que siempre me he sentido conectada a la naturaleza; tuve la suerte de crecer en ella. De niña, habité paisajes y geografías donde tuve mucho tiempo para observar ríos y cuerpos de agua, y también ver sus cambios. Crecí en la cordillera y, en ese tiempo, algunos cuerpos de agua fueron decreciendo, al igual que las lluvias intensas, las crecidas de ríos y los aluviones. Como seres humanos, podemos percibir a lo largo de nuestra historia los cambios en la naturaleza; ver el tiempo en otras manifestaciones de la vida, no solo en las humanas, me alucina, porque para mí toda respuesta está ahí, en ese movimiento, tanto a macro como a micro escala.

Mi trabajo refleja esa conexión: todos los cuerpos de agua están conectadxs por el tiempo que el agua toma en transitar entre nosotrxs. Es una maravilla, pero, al mismo tiempo, esa agua no fluye de manera pareja o equilibrada. Así como hay inundaciones y aluviones, en otros lugares hay sequía y escasez. Es imposible trabajar con los cuerpos de agua sin que éstos simbolicen el tiempo que hoy vivimos como sociedad, en relación con el líquido más preciado para la humanidad, del cual provenimos y somos parte.

Eso explica los sistemas con los que replicas de manera muy sencilla los ciclos del agua. 

Amo el agua, adoro observar el flujo que tiene y la maleabilidad con la cual se mueve; me interesa cómo el tiempo se refleja ahí. Me intriga muchísimo el tiempo, porque es algo que nos atraviesa a todxs. Cuando comencé a realizar sistemas de caídas de agua, empecé con “Semi Diurno” (2013) en Galería Die Ecke: instalé tres columnas con bidones de agua, regulé el flujo de cada bidón (8 por torre) y logré crear un sistema basado en clepsidras para indicar el horario de apertura de la sala. Por la noche, el agua subía mediante una bomba y, durante el día, caía por gravedad.

A partir de esa investigación, me di cuenta de que el planeta es una gran clepsidra, así como nosotrxs y los ríos. Continué trabajando con sistemas de agua basados en mapas hidrográficos que visibilizan el tiempo, no solo desde la caída del agua, sino también desde su evaporación.

Interesante eso, la clepsidra es una tecnología de la antigüedad. Es como si junto con investigar las posibilidades del agua dieras con medios muy arcaicos de observar o medir el tiempo o los ciclos naturales, algo que se hace evidente en tus recientes obras en el espacio público… 

El arte público que realizo también presenta ciclos temporales; me interesa visibilizar que somos un lugar en continuo movimiento y transformación. La verdad es que el agua me ha llevado también a la astronomía. Comencé estudiando los astros hace más de 15 años: los movimientos de la luna y las mareas, las lunas Encélado y Europa (que tienen reservas de agua en su interior). Luego, llegué a los cometas y a la teoría de que trajeron agua a la Tierra desde el universo. Estudié también el movimiento de astros y cometas, y sus escalas de tiempo. Ahora me interesa todo eso, pero además el sol y su movimiento; los solsticios y equinoccios tienen una profunda relación con rituales en los que también se utiliza agua para potenciar el portal en estos fenómenos solares. Creo que el planeta está completamente conectado por el agua, incluso los árboles que …beben agua de sus raíces, transpiran por sus hojas y crecen hacia el sol… Este texto es parte de la obra “Astro”.

Cómo volver a Stonehenge, pero en la ciudad contemporánea

Los proyectos de arte público que desarrollo, como espacios de observación, han surgido por diversas razones. La primera de ellas son los materiales; siempre me han interesado las piedras en todas sus escalas y edades. La materialidad que se encuentra en “Astro”, “Observatorio” y prontamente “Sol”, son elementos que utilizo también en mis instalaciones más pequeñas. Estas esculturas me han dado la posibilidad de instalar piedras de mucho peso y la necesidad de trabajar con materiales perdurables.

También son proyectos artísticos donde se mezcla la arquitectura, y tengo la suerte de trabajar con Häc Arquitectura, un equipo muy cercano que conformé desde el primer arte público, “Astro”. Con Constanza Cuevas y Bryan Härting, siempre hemos desarrollado los proyectos según los astros y para las personas. Para mí, el arte público tiene ese sentido: es algo que se le entrega a la comunidad. En ambos casos, las esculturas son habitables, además de ser un espacio de observación y contemplación en medio de la ciudad.

Y volviendo a la relación con “Stonehenge”, equinoccios y solsticios son portales cósmicos desde hace muchísimos años para todo tipo de culturas y cosmovisiones. Son momentos astrales que nos conectan con el Universo.

Pareces conjugar al menos tres grandes fuentes: arte, ciencia y esoterismo  

Mi trabajo se nutre de diferentes fuentes. Realizo bastante trabajo de campo en la naturaleza y en cuerpos de agua, filmo bajo el agua desde hace varios años, lo que me ha dado una perspectiva de las diferentes temporalidades que el agua tiene y que, además, coexisten en el planeta. También me gusta leer; tengo libros que han sido fundamentales para mi proceso artístico, observo datos y he participado en residencias de arte y ciencia, las cuales me han entregado mucha información, no solo desde el trabajo de campo, sino mediante el vínculo con personas de otras disciplinas.

Así mismo, creo en el trabajo colaborativo y en la forma de compartir conocimiento mediante diálogos y experiencias. También me interesa el agua como un portal simbólico y biológico que conecta la vida inter-especies con fenómenos cósmicos en un contexto contemporáneo, marcado por la crisis climática, y cómo el agua, elemento vital en los ecosistemas terrestres, puede ser vista también como un vínculo entre lo terrestre y lo universal.

¿Alguna nueva experiencia en camino? 

Este mes participo en una exposición colectiva en Bardo Project en Berlín, titulada “Archivos del Agua”, curada por Alejandra Atalah, donde presentaré “Acqua Lattea”, una investigación en torno al río Aniene, Roma. Durante este año, junto a Constanza Cuevas, hemos desarrollado el proyecto “Occhio di Luce: Ojo de Luz”, un Fondart Nacional de creación, en donde desarrollamos una obra solsticial en conjunto que mezcla materialidades como acero inoxidable, cerámica, agua y sol.

Durante el primer semestre del año 2025, desarrollaremos, junto a Häc Arquitectura, “Sol”, una escultura solsticial en la Escuela Pampa del Algodonal, en Arica. Este proyecto busca que niñas y niños puedan descubrir los solsticios y equinoccios a través de su sombra.

El próximo año estaré residiendo 4 meses en Via Farini, Milán, desarrollando el proyecto “Agua corre bajo tierra”, una investigación acerca de las surgentes y sus reservas de agua bajo tierra, las cuales salen a superficie gracias a la geografía del territorio, ríos y cascadas.