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Bogotart, cuando el arte tiene calle

28 de junio de 2023

Por César Gabler

“¿Has imaginado a tu mamá en un mural?” Con esa pregunta Bogotart junto al artista urbano Pablo el Tigre convocaba al público de Bogotá, para compartir la historia de sus propias madres y así convertirlas en un mural público. Homenaje filial y tecnicolor en los muros de la ciudad. La idea era la extensión de un proyecto iniciado meses atrás: 4 murales dedicados a insignes íconos femeninos: Andrea Echeverry (líder y voz de Aterciopelados) Diana Uribe (historiadora y figura radial) Doris Salcedo (artista plástica mundial) y Laura Restrepo (escritora), bogotanas todas, para más señas personales. Ambos proyectos: madres y celebridades de la capital colombiana, fueron posibles gracias a la gestión del artista Pablo Forero aka TigerVibes, Andrés Quintero y su equipo: Bogotart. Una organización cultural que transitó de la curiosidad urbana, a la gestión cultural de escala ciudad.

La rica y compleja historia cultural colombiana ha quedado manifiesta en su arte, su música y su literatura. Fernando Botero, García Márquez y Shakira son nombres de alcance planetario, junto a ellos, un casi infinito número de creadores ocupan el espacio de la cultura oficial y desde luego, la independiente. Esa última forma de expresión es la que interesa a Bogotart. Graffiti, arte urbano, fotografía, música alternativa. Más un mutante etcétera expresivo. El arte, que no está en los museos ni en el circuito artístico de las galerías, pero que expresa -con un lenguaje atractivo y accesible- las inquietudes del presente. Arte popular, que hace rato ganó su espacio: en las calles, el gusto del público y la cultura.

Los años que median desde sus orígenes setenteros -en ciudades como New York o San Francisco- hasta hoy, parecen despejar las suspicacias que en algún momento pudo despertar: está más allá del vandalismo -el diagnóstico enfático de algunos- y lejos de la pura moda-la sentencia displicente de otros. Se trata de un género en sí mismo, cuyas formas evolucionan según lo hace la propia sociedad. Resulta difícil predecir su futuro, pero cuesta pensar que el arte urbano desaparezca. De seguro cambiarán sus registros y tal vez el alcance del fenómeno, pero el espacio ya lo tiene ganado.

La historia social y política de Colombia es compleja. Su arte, en todas las esferas es un reflejo de aquello. No extraña entonces que, en los muros de sus pueblos y ciudades, el graffiti de cuenta de conflictos contemporáneos. Figuras políticas y sociales como Francia Márquez, las luchas feministas o el rescate cultural de los pueblos originarios, son algunas de las múltiples realidades que reflejan los muros y las publicaciones que Bogotart edita, como una bitácora sensible de la cultura visual urbana. Andrés Quintero, inquieto Bogotano, convirtió ese interés, en un proyecto. Fotógrafo y periodista, su emprendimiento y el de su equipo, han logrado canalizar y promover, un campo cultural, que a veces aparece demasiado amplio y disperso como para abarcarlo fácilmente. Bogotart aparece entonces como un portal que divulga y canaliza la nutrida agenda cultural de la cultura alternativa, para sus fieles devotos y para cualquier curioso e interesado. Caben la ilustración, las artes visuales y si, también el activismo político (¿qué más callejero que la protesta?).

Divulgación, gestión y agreguemos, proyectos editoriales. “Más que muros” y el exitoso (y ya agotado) “Que no le falte calle” (dedicado al arte urbano de Colombia) son las dos publicaciones que los de Bogotart llevan editadas. “Que no te falte calle”, el último volumen, es un lujoso compendio de 430 páginas con las tapas duras de rigor. Editado el 2020, su lanzamiento fue acompañado de una exhibición con 80 artistas y las fotografías de un exitoso concurso de fotografía aficionada. Recibieron casi cinco mil propuestas de las cuales se expuso una rigurosa selección.

Ahí parte de la fórmula de Bogotart: involucrar al público como participante activo de sus proyectos. Tienen calle y se les nota.