“El espacio público es un lugar de encuentro social que ofrece múltiples usos. Por otra parte, el arte es capaz de expresar el desarrollo y cultura de un país, reflejando la vida de una comunidad y su entorno. Nos habla de la sensibilidad, la capacidad de aceptación, la educación y el entendimiento de los habitantes. Una obra debe ocupar espacios abiertos adecuados para que se potencie y pueda ser valorada, propiciando así lo que se persigue: ser leída por otro”. Maya Estrada
Desde hace ya dos años que el mundo contemporáneo se encontró con algo que no estaba en los planes ni mente de nadie, aunque si se hubiera pensado un poco más en buscar en los pliegues de nuestra sociedad, sus hábitos y modelos, probablemente se habría intuido y proyectado que en cualquier momento algo así podría pasar. Sí, hace dos años que una de las pandemias más duras azota al globo y a la humanidad, poniéndolos de cabeza y replanteando el cómo vivimos nuestras vidas y prioridades. En definitiva, nuestras percepciones más fundamentales han sido modificadas.
El Covid-19 en su largo e intenso andar no solo ha obligado a la población mundial a establecer nuevas medidas sanitarias y reorganizar el funcionamiento estructural donde la política y economía han develado más que nunca los vicios que necesitan ser removidos, sino que también se ha llevado a millones de personas no distinguiendo edad ni procedencia, lo que se ha enmarcado dentro del dolor de la rapidez de las pérdidas, donde muchas veces las personas no han podido despedirse de cerca de sus seres queridos.
- Fecha2021
- UbicaciónCementerio Parque El Manantial, Maipú. Santiago, Chile
- Dimensionesescultura de 160 cm de alto por 180 cm de ancho y 100 cm de Profundidad con una base de 70 cm x 180 cm x 120 cm
- MaterialPiedra Granito
En este contexto de la más extrema pena y la aún incomprendida muerte es que el cementerio Parque El Manantial en Maipú comisionó a la escultora nacional Maya Estrada la creación de una obra a ser emplazada en el mismo con el fin de rendir un homenaje y despedir desde sus áreas verdes a todas esas personas que se fueron. Besar el viento fue la propuesta de la artista, donde un bloque de piedra granito esculpido da forma a la parte superior de un cuerpo: una parte de un rostro humano junto a sus hombros y donde destaca la presencia de la boca. El rostro viene dado como la manifestación de la emoción a través del lenguaje corporal, donde la expresión del beso evoca a un afecto universal, dirigiéndose hacia el cielo, gesto que busca llegar a las almas que hoy puedan estar en el infinito. En palabras de Estrada “La escultura proyecta y procura transmitir un contenido poético, un estado emotivo a quien la contempla. Pretende transcender de un ente de frío mimetismo sobre un modelo concreto a una obra que integre y sea un soporte significativo de emociones. La cabeza se presenta asimétrica con un vacío, una desgarradura. Aquello que falta, el afecto, el otro y su ausencia”.
Maya ha transitado entre la fotografía y la escultura, siendo esta su aproximación más recurrente para poner de manifiesto la belleza y otras cuestiones que encuentra principalmente en la roca milenaria, bolones de río, mármol Travertino, mármol de Carrara, basalto y granito, respetando sus morfologías, pero liberándolas a través de sus cortes, lo que le permite reflexionar en torno a los sentimientos y sensaciones más íntimas para intentar comprometer al espectador, siendo esta una experiencia vital en la búsqueda espiritual y el goce de ese logro.